*¿Qué esperar cuando estás esperando? – Parte IV La Paternidad De La Espera
Quiero finalizar esta serie con algo que adoro; cada vez que repito la película o pienso en ella. Y es el rol de los padres en este entretenido film. Debo decir, que adoro el detalle de que son ellos los que se conocen entre sí, excepto el padre famoso. A lo largo de la película hay menciones de las madres entre ellas. Y, solo un par de escenas donde ellas se conocen con una o dos de las otras madres.
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Hoy quiero darles esa dulce mirada a ellos y lo que Dios me habló con esto.
Ellos son un grupo de papás que se reúnen cada sábado con sus hijos en un parque.
Allí van ellos, con sus bebés, sus carriolas, biberones, pañales, etc., todo un cargamento. Sin embargo, entre lo mucho que llevan no llevan juicio.
Es un lugar seguro para ellos y su paternidad. Se cuentan sus historias, sus miedos como: el pago de la universidad de 3 hijos o la llegada de un bebe nuevo. Se escuchan sus buenos días y sus equivocaciones. Como aquella caída del sofá o cuando el bebe se comió una colilla de cigarrillo, o cuando el pequeño terminó en la secadora. Y ni hablar del horrible nombre que su esposa escogió para el bebe Endry. Acá no importa.
Acá en este parque, en este momento ellos lo pueden decir, lo pueden expresar y no hay sitio más seguro para ellos que entre ellos, entre los padres. Porque lo que se hable allí se queda allí.
Otra particularidad de este encuentro, es el cómo lo hacen. Caminan. Pareciera obvio, no obstante, no. Ellos no corren, ellos caminan… hacen paradas para charlar. Mientras sean padres no los verás correr.
Debo mencionar que mi momento de revelación a estas escenas no me llegó de inmediato. Fue este año a inicios cuando la volví a ver que me golpeó en la cara dejándome enamorada de un topetazo.
Fui caminando porlas escenas de este parque. Contemplándolos con detenimiento y escuchándolos con quietud, que comprendí varias cosas de sus sábados.
Una: el lugar de la espera.
Dos: no estar solo durante la espera.
Tres: no se corre en la espera.
UNO.
En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Lucas 6:12
El lugar: siempre que hablamos de esperar ¿qué llega al imaginario de forma automática? si, así como lo viste, una fría y solitaria sala de espera de un hospital, de un consultorio algo relacionado con la medicina. Y sí, es porque si hablamos de embarazo hablamos de hospitales. Debo decir que es más confortable una sala de estar que unas frías sillas de consultorio.
Hoy cambiaremos de sala de espera, vamos a esperar como lo hacen estos padres: en un parque.
Vamos a cambiar las paredes por árboles, los pisos fríos por césped tibio, las lámparas parpadeantes por nubes que se abren al sol. Cambiaremos el café de la máquina por un helado con chispitas de colores, las sillas incómodas que nos invitan a levantarnos por banquetas de madera al borde del paso peatonal. ¡La espera cambio no?, es tan importante el que, como el dónde!
Con este cambio de ambiente entendí, que no porque esté en un proceso de espera, largo o corto, lindo o doloroso. Significa que tengo que estar encerrada en cuatro paredes y sonidos extraños. No. Estos padres esperan en un parque su respuesta.
DOS
El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el ánimo. Proverbios 27:9
No estar solo: esto es un refresco. No vas soló en esta espera y sus altibajos. No solo vas con Dios, Él siempre ha estado y siempre estará. Tanto así que te envía compañía. Es relevante comprender que somos seres relacionales, por lo cual es necesario y valioso que cuentes con amigos de espera. De caminata.
Esos seres los cuales te escucharan, te soportarán, te levantarán y sobre todo, no te juzgarán. Guardarán tus secretos y se reirán de tus locuras, siempre te sostendrán con lealtad.
No puedes esperar soló, pero, no lo hagas con cualquiera. Dios es un Dios celoso y he aprendido que no solo es celoso con sus hijos, si no con quien comparten sus hijos. Selecciona con sabiduría tus amigos de caminatas. Recuerda nuestro parque de espera es un lugar seguro, esa persona también debe serlo. Lo que se camina no se cuenta.
TRES
Dirige a los humildes en la justicia, y enseña a los humildes su camino. Salmos 25:9
No se corre. Este no es cualquier parque, es nuestro parque de espera. Vamos con carriolas, pañales, biberones, agenda, bebes, reuniones, síntomas, etc., no se corre.
Si conoces a Jesús sabrás que amaba caminar, estoy segura de que lo heredó de nuestro Padre; quien se paseaba por el jardín. Por lo cual a Abba le encanta caminar en las esperas, Él no lleva prisa y si vamos con Él vamos a su ritmo, Él jamás irá al nuestro. No se corre.
Caminando: se disfruta más y se escucha mejor. ¿Has intentado tener una conversación mientras corres? Yo no, pero mientras lo pienso siento que me falta el 90% de mi aire. No creo que sea imposible, en cambio si innecesario. Por eso Dios nos lleva caminando necesita hablarnos y que lo escuchemos. Necesita que le hablemos y escucharnos. Necesitamos silencios en medio de la caminada. No se corre.
Vamos de Su Mano. Es muy difícil sostener de la mano a una persona mientras corres. Necesitamos sentir la mano de nuestro Padre Abba al caminar. Es la seguridad en la espera. Si corremos iremos sin Abba. Él no lleva prisa. Él conoce el camino.
La espera es como la paternidad: de pasos no de carreras. No se corre, se camina.
Uno, dos, tres pasos para nuestro lugar de espera. Cambiar de lugar puede hacer de nuestra espera y su respuesta un momento más especial, bien sea un sí o un no.
Es diferente recibir un no, mirando al cielo, que mirando una blanca y antipática pared.
Independiente de la respuesta, espera mirando al cielo para saber que es infinita su soberanía. Aunque Dios proviene del cielo no necesariamente habita siempre allí, por eso mira también a tu lado para que lo veas hombro a hombro contigo.
He aquí, yo enviaré un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te traiga al lugar que yo he preparado.
Éxodo 23:20